“TEMORES Y ESPERANZAS: NUESTRO COMPROMISO CON
LA TIERRA”
Somos
un hilo en la gran red de la vida. Nuestros temores, nuestras inseguridades,
son la manifestación de nuestro desconocimiento sobre la armonía que existe en
el cosmos. Existe una armonía entre la naturaleza y la cultura, entre las fases
de la luna y los tiempos para la siembra, la época para podar, la
transformación de niño en hombre…
Esta
continuidad nos señala que como es arriba es abajo, que nuestro mundo es la
imagen del mundo y que las rupturas en estos lazos nos producen miedo, temores,
nos hacen vulnerables.
El
desconocimiento de nuestros procesos y nuestras realidades, nos hace sentir
frágiles, solos e indefensos. Acercarnos a nosotros mismos, a los otros
planetas, a los otros seres, reordenados en la continua persona-naturaleza,
disminuye nuestros temores.
Porque
el planeta tiene su propia dinámica y en el discurrir de lo vivo hay
condiciones y esperanzas para garantizarles la vida a todos sus pobladores.
El
sentido de la fraternidad crea lazos, recupera la armonía, hace desaparecer los
miedos, garantiza los afectos y hace posible los sueños.
Si el
miedo lleva a defendernos, si defendernos significa el ataque formando un
circuito de agresión que insistentemente vuelve sobre nosotros mismos,
reaccionemos con AMOR, FRATERNIDAD, SOLIDARIDAD, ESPERANZA, para vivir en
ARMONÍA.
Potenciar
la relación PERSONA-PLANETA, requiere conocernos a nosotros mismos, sin temor a
la sexualidad, sin temor a tocarnos, sin temor a amarnos, sin temor a la
libertad, reconociendo cual es nuestro papel, y nuestra función en el cosmos.
Esta
unidad con el cosmos es unidad con nosotros mismos y con los otros. Unidad no
como homogeneidad sino como reflejo de la heterogeneidad, de la diversidad, de
la diferencia.
Como
pobladores del planeta podemos reconocer nuestros temores y esperanzas en
nuestro interior, en lo espiritual, en lo social, en lo físico, en lo
económico, en el ámbito familiar, escolar, laboral, como ciudadanos y como
habitantes del cosmos.
Siempre
hay posibilidades de que aparezcan fenómenos de origen natural o humano que,
unidos a nuestra vulnerabilidad, puedan crear la desarmonía y producir un
desastre.
Nuestros
temores dependen de nuestra incapacidad para responder adecuadamente ante una
situación determinada. Cuando hay esperanzas hay potencialidades, porque
tenemos capacidades no sólo personales, sino también sociales, colectivas, que
nos permiten salir adelante.
¡SIEMPRE
HAY UNA ESPERANZA! Esperanza que esos temores e inseguridades desaparezcan y se
conviertan en motores de cambio que fortalezcan nuestros lazos sociales y nos
acerquen a nuestros espacios de convivencia, esto es A LA VIDA.Identifiquemos
nuestros temores y ante ellos cuáles esperanzas abren el camino.
La reflexión precisará cuáles son nuestras
capacidades para enfrentar las vulnerabilidades, y ello disminuirá los temores,
acrecentará las esperanzas y redundará en beneficio de la armonía cósmica.
(Texto
tomado de:
(Programa
Educativo para la formación ciudadana.
Universidad
de Antioquia y Metro de Medellín. 1997)
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