Aspectos
generales de lúdica para ser aplicados al desarrollo de las competencias ciudadanas
Se entiende por recreación a todas
aquellas actividades y situaciones en las cuales esté puesta en marcha la
diversión, como así también a través de ella la relajación y el
entretenimiento. Son casi infinitas las posibilidades de recreación que existen
hoy en día, especialmente porque cada persona puede descubrir y desarrollar
intereses por distintas formas de recreación y divertimento.
La recreación se da normalmente a
través de la generación de espacios en los que los individuos pueden participar
libremente de acuerdo a sus intereses y preferencias. La noción básica de una
situación de recreación es la de permitir a cada uno encontrar lo que más
placer le genera, pudiendo por tanto sentirse cómodo y haciendo entonces lo
mejor de la experiencia. La recreación se diferencia de otras situaciones de
relajación tales como el dormir o descansar ya que implica siempre una
Participación más o menos activa de la persona en las actividades a
desarrollar.
Ha sido científicamente comprobado que
aquellas personas que se ven inmersas en sus rutinas laborales y que no dedican
espacios a experiencias de recreación, suelen sufrir por lo general mayores
niveles de estrés, angustia y/o ansiedad. Por tanto, la recreación sirve al ser
humano no sólo para activar el cuerpo, sino también para mantener en un sano
equilibrio a la mente. La recreación como actividad organizada puede
desarrollarse tanto en espacios abiertos como en espacios cerrados. Claros
ejemplos del primer caso serían todo tipo de actividades a realizar en parques,
plazas o en la naturaleza. Para el segundo caso, pueden ser perfectas opciones
aquellas actividades recreativas relacionadas con el arte, la música, la
comunicación, el teatro, el cine y el uso de tecnologías de última generación.
La recreación puede abordarse desde la
definición que la señala como una experiencia lúdica. La recreación como
experiencia lúdica es un proceso particular de múltiples interrelaciones con
las dimensiones del desarrollo humano. La recreación no es una experiencia
exclusiva de la dimensión corporal, pero encuentra en ésta el espacio
privilegiado para su desenvolvimiento, dado su carácter vivencial, emocional y
desinteresado.
La
recreación está en la base del trabajo pedagógico con diferentes campos de
práctica social de la educación física como el deporte, la danza, el uso del
tiempo y el espacio, en los cuales se vivencian y experimentan múltiples formas
de actuar y de relacionarse en el cuerpo social.
La lúdica se refiere a la necesidad
del ser humano, de sentir, expresar, comunicar y producir emociones primarias
como reír, gritar, llorar y gozar, emociones orientadas hacia la entretención,
la diversión y el esparcimiento poseyendo una ilimitada cantidad y formas,
medios de expresión como lo manifiesta el profesor Carlos Bolívar Bonilla[1].
Para Max Neef[2] se
puede expresar que la lúdica debe ser concebida no solamente como una necesidad
del ser humano sino como una potencialidad creativa. Esto es que el hombre no
solo requiere de la lúdica para su desarrollo armónico sino que también puede y
en verdad lo hace. Producir satisfacciones de dicha necesidad durante su
desarrollo histórico, social y ontogenético. Por esta razón el hombre ha
bailado, reído y jugado desde tiempos inmemorables y cada nuevo ser empieza su
incursión en el mundo de la vida mediante actividades lúdicas con los elementos
de su entorno.
Para Rossy Pérez[3] la
lúdica es considerada como una dimensión del desarrollo humano, expresión macro que abarca el sentido
del disfrute y de libertad de los procesos de expresión creativa y proyectiva, por
medio de la cual se buscan altos niveles de gozo y bienestar en la cotidianidad
del ser humano, trascendiendo el juego.
Desafortunadamente,
son muchas las equivocaciones que se tienen sobre el concepto de lo lúdico, una
de ellas es la identificación de éste con el juego, la recreación, el ocio y el
tiempo libre. En este sentido, debe aclararse que la lúdica no se restringe
únicamente al juego, aunque no lo desconoce como tal; se podría iniciar
diciendo que es más profundo que el simple acto de jugar.
Al
respecto, en términos de Héctor Ángel Díaz “la lúdica hace referencia a
situaciones que producen diversión y placer y que van mucho más allá de juego y
la recreación. A través de la lúdica los estudiantes expresan sus emociones,
aprenden valores, y aprenden a convivir pacíficamente en un ambiente adecuado y
oportuno”[4].
Los
autores del presente proyecto, están de acuerdo con la conceptualización del
anterior autor, dado que mucha veces el término lúdica es confundido con juego
o recreación, aquí se permite observar que este concepto abarca toda “acción
que produce diversión, placer, alegría y agregan un término más, toda acción
que se identifique con la recreación y con una serie de expresiones culturales
(teatro, danzas, música, competencias deportivas, juegos de azar, juegos
infantiles, fiestas populares, actividades de recreación, la pintura, entre
otras)”[5].
Según
Héctor Ángel Díaz el fenómeno lúdico se puede estudiar desde tres niveles.
El
primer nivel corresponde a las características esenciales que definen la
práctica lúdica, el segundo nivel alude al sistema de representaciones
simbólicas y manifestaciones (imaginarios culturales, rituales y normatividad)
de la lúdica y el tercer nivel corresponde a la función lúdica del sujeto.[6]
De
acuerdo con este mismo autor, la lúdica se caracteriza por tener diferentes
formas de movimiento, expresar lenguajes simbólicos, placer, diversión y
alegría, son acciones que buscan reconocimiento y representaciones simbólicas
de la realidad que expresan imaginarios socioculturales del contexto. Su
contenido corresponde a un contexto espacio
temporal específico que constituyen rituales, contiene reglas o normas y
expresan emocionalidad.
El
sujeto al construir los mundos imaginarios y recrearlos en diferentes formas
culturales lo hacen a partir de representaciones simbólicas construidas sobre
el mundo de la vida y las incorpora sobre sí mismo transformándose en actor de
las situaciones, asume roles con ellas y actúa “como si”. Es el juego de
transformar su yo, prisionero en el mundo de la vida social y material, en el
otro yo libre en el mundo de la ficción.
En
esta misma dimensión de las relaciones problemáticas y conflictivas se puede identificar
la influencia de otra circunstancia no determinante, en la génesis de la
lúdica, relacionada con el campo cognoscitivo del sujeto. En la infancia al
niño se le presentan dificultades para comprender racionalmente fenómenos de la
vida y la manera de asimilarlos es mediante la representación simbólica y la
expresión por medio del juego. En este sentido lo misterioso y lo desconocido
se vuelve objeto de ritualización y simulacro.
En
consecuencia, existe una función lúdica que reproduce simbólicamente la
experiencia de vida encontrando un verdadero sentido de identidad y
pertinencia.
De
este modo, es una necesidad y un deber de la educación y la pedagogía educar
desde la niñez y la adolescencia en lúdica con el propósito de generar
competencias a partir de los principios de la lúdica.
La noción básica de recreación es la
de permitir a cada uno encontrar lo que más placer le genera, pudiendo por
tanto sentirse cómodo y haciendo entonces lo mejor de la experiencia. La
recreación se diferencia de otras situaciones de relajación tales como el
dormir o descansar ya que implica siempre una participación más o menos activa
de la persona en las actividades a desarrollar.
Históricamente
la recreación tiende a expresarse en dos tendencias: la primera, considera que la recreación es una práctica
institucionalizada del tiempo libre cuyas funciones principales son el goce, el
placer y el descanso y sus prácticas se circunscriben a ésta esfera horaria.
De ahí que
en la educación formal otorgue a la recreación un lugar como actividad
extracurricular (juegos, dinámicas y prácticas que relajen o que permiten a los
estudiantes salir de la rutina escolar). Para la segunda tendencia, se le
asigna a la recreación funciones de desarrollo, en la medida que se atribuye a las
prácticas recreativas un valor pedagógico que se articula a procesos educativos
de transformación socio cultural.
Carlos Alberto Jiménez V., un reconocido y
prolífico autor latinoamericano, estudioso de la dimensión lúdica, describe:
"La
lúdica como experiencia cultural, es una dimensión transversal que
atraviesa toda la vida, no son prácticas, no son actividades, no es una
ciencia, ni una disciplina, ni mucho menos una nueva moda, sino que es un
proceso inherente al desarrollo humano en toda su dimensionalidad psíquica,
social, cultural y biológica. Desde esta perspectiva, la lúdica está ligada a
la cotidianeidad, en especial a la búsqueda del sentido de la vida y a la
creatividad humana."[7]
Ernesto Yturralde Tagle,
investigador, conferencista y precursor como facilitador de procesos de
aprendizajes significativos utilizando actividades lúdicas, comenta:
[1] BONILLA BOLÍVAR,
Carlos. Una aproximación al concepto lúdico.
Bogotá: Alegría de enseñar. 1997.
p. 37.
[2] MAX NEEF, Manfred A. Escala
de Desarrollo humano. Nueva York: Apex Press, 1991. P. 59-61
[3] PÉREZ ATEHORTÚA, Rosa
Elena. Aproximaciones al concepto de lúdica. Juegos Estacionarios de Piso y de Pared, 1999. 90 p.
[5] Ibíd., p. 17
[6] Ibíd., p. 16 - 18
[7] JIMÉNEZ V., Carlos Alberto. Pedagogía
de la creatividad y de la lúdica. Bogotá: Magisterio, 2006. p. 88
[8] YTURRALDE, Ernesto.
Lúdica y aprendizaje significativo [en línea]. Bogotá. 2010 [citado el 29 de
mayo de 2011]. Disponible en: <URL: http:// www.yturralde.com/ludica.htm
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